Limpieza, hidratación, nutrición, protección y regeneración de la piel; tanto de las pieles jovenes como de las envejecidas, y en los casos de transtornos como la seborrea, el acné, la cuperosis, las pigmentaciones, la sequedad, la descamación, etc. Principalmente en la cara y el cuello, pero también en el cuerpo o en el cuero cabelludo.
Método
Consiste en la apropiada instauración de unas normas de higiene cutánea, y la aplicación protocolizada de productos sobre la piel, en forma de geles, lociones, cremas o mascarillas, que contengan los principios activos específicos para cada caso.
Estos productos pueden corresponder a formulaciones magistrales personalizadas o a especialidades farmacéuticas o cosmetológicas.
Tratamiento
La parte más importante del tratamiento corresponde al paciente, con el seguimiento de las normas establecidas y la aplicación, en su domicilio, de los productos indicados.
Al inicio del tratamiento, pueden realizarse algunas sesiones de terapia en el Centro Médico: limpieza, peeling, hidratación, nutrición, etc.; en muchos casos con la utilización complementaria de electroterapia.
Duración del tratamiento
Las sesiones de terapia en el Centro Médico suelen durar alrededor de una hora.
Inconvenientes
El único inconveniente, si así pudiera llamarse, es la necesidad de una estricta colaboración del paciente, para el cumplimiento de las indicaciones establecidas.
Comentario
La dermocosmética suele ser un tratamiento complementario a otras actuaciones médicas o quirúrgicas.
Amén de su propia e indiscutible eficacia, resulta una forma de implicar al propio paciente en la consecución de los mejores resultados.
La piel es víctima de muchísimas agresiones (sol, tábaco, falta de cuidados cosméticos, etc.), y suele estar implicada en la mayor parte de los inestetismos faciales y corporales.
Un buen estado cutáneo refuerza el resultado conseguido con cualquier tratamiento.