Dermocalasia o flacidez del muslo secundaria a la relajación tisular propia del envejecimiento cronológico, a la pérdida de volumen local producida por una liposucción regional, incluso correctamente realizada, o a una pérdida importante de peso, sobre todo si se produce en un corto espacio de tiempo (esto sucede, por ejemplo, en el tratamiento de la obesidad mórbida).
Indicaciones
En todos esos casos se produce una ‘incongruencia’ importante entre contenido (estructuras musculares) y continente (piel), que no responde adecuada y suficientemente a tratamientos no quirúrgicos.
Método
El lifting o estiramiento de la cara interna de los muslos se realiza principalmente para corregir la flacidez cutánea existente en la parte superior e interna de esa región corporal.
En aquellos casos en los que existen simultáneamente adiposidades localizadas, se puede asociar una liposucción de las mismas. La liposucción aislada sólo resultaría un tratamiento alternativo en caso de adiposidad localizada, ausencia de descolgamiento y buen tono elástico de la piel en la región.
Asimismo, dependiendo del grado de flacidez (descolgamiento), el estiramiento puede no limitarse a la cara interna del muslo, resultando necesario practicar el procedimiento en todo o casi todo el perímetro del muslo.
Tratamiento
El lifting o estiramiento de la cara interna de los muslos se realiza principalmente para corregir la flacidez cutánea existente en la parte superior e interna de esa región corporal.
En aquellos casos en los que existen simultáneamente adiposidades localizadas, se puede asociar una liposucción de las mismas. La liposucción aislada sólo resultaría un tratamiento alternativo en caso de adiposidad localizada, ausencia de descolgamiento y buen tono elástico de la piel en la región.
Asimismo, dependiendo del grado de flacidez (descolgamiento), el estiramiento puede no limitarse a la cara interna del muslo, resultando necesario practicar el procedimiento en todo o casi todo el perímetro del muslo.
Tratamiento
La operación se realiza generalmente bajo anestesia general o regional (peridural o similar); y dura de tres a cuatro horas, dependiendo de cada caso.
En el procedimiento más habitual se debe realizar una incisión a nivel de la ingle, que sigue la curvatura de la parte interna del muslo. Según el grado de flacidez se requerirá mayor o menor prolongación hacia la parte posterior. En este caso la incisión, y por lo tanto la cicatriz resultante, se localiza en todo su trayecto en un pliegue natural, el pliegue inguinal.
No obstante, en algunos casos la flacidez puede ser tal que requiera una resección vertical de piel, traduciéndose en una cicatriz en la cara interna del muslo, más o menos larga, que puede llegar hasta la rodilla.
En ocasiones puede resultar necesaria la combinación de ambas técnicas.
Tras despegar la piel hasta el nivel estimado para poder estirarla convenientemente, se extirpa el exceso. Los puntos suelen ser internos y reabsorbibles, por lo que habitualmente no requieren ser extraídos.
En condiciones normales el paciente es dado de alta hospitalaria a las 24 horas.
Tras la cirugía existen molestias y tensión que son fácilmente controlables con la medicación adecuada. El vendaje inicial consiste habitualmente en unas medias o prenda adecuada de presoterapia para mantener la compresión. Resultará recomendable utilizar prendas de compresión/suspensión durante dos a tres meses.
Duración del tratamiento
Aproximadamente tres o cuatro horas.
Riesgos e inconvenientes
Cualquier procedimiento quirúrgico entraña algunos inconvenientes y un cierto grado de riesgo, y es importante comprender, en este caso, los asociados al lifting crural que a continuación se describen. La decisión personal de someterse a una intervención quirúrgica se basa en la comparación del riesgo y el beneficio potenciales.
Tanto la anestesia regional como la general implican un riesgo. Existe la posibilidad de complicaciones por cualquier tipo de anestesia o sedación quirúrgica.
Es posible, aunque raro, que se presente un episodio de sangrado más o menos abundante (hemorragia) durante o después de la cirugía. El paciente no debe tomar aspirina o antiinflamatorios desde 10 días antes de la cirugía, puesto que pueden aumentar el riesgo de sangrado. La hipertensión arterial que no esté bien controlada puede ser causa de sangrado durante o después de la cirugía.
Suele utilizarse un vendaje compresivo elástico en postoperatorio para controlar el sangrado y la inflamación. Al respecto, puede resultar muy útil realizar drenaje linfático manual a partir de las 48 horas de la cirugía.
Si se produce una hemorragia postoperatoria puede requerir tratamiento inmediato para extraer la sangre acumulada (los acúmulos de sangre bajo la piel pueden retrasar la curación y causar cicatrización excesiva), e incluso transfusión de sangre.
La infección es muy rara, porque la cirugía se desarrolla en instalaciones adecuadas (quirófano) y porque, habitualmente, se utiliza profilaxis antibiótica. Si ocurriera, podría ser necesario tratamiento específico que incluyera antibióticos o cirugía adicional.
En ocasiones se produce una disminución transitoria de la sensibilidad en la cara interna de los muslos, por la afectación de nervios sensitivos; suele ser temporal pero, en mayor o menor grado, podría resultar permanente.
Es muy infrecuente el dolor residual después de un lifting crural, como consecuencia de un atrapamiento de nervios en el tejido cicatricial
Pueden producirse irregularidades y/o depresiones cutáneas después de un lifting crural. También puede ocurrir fruncimiento visible y palpable de la piel. Cualquiera de estos problemas puede requerir un retoque cuando concluya el proceso inflamatorio.
A largo plazo, como consecuencia del envejecimiento, de modificaciones ponderales, etc. pueden aparecer otras irregularidades y/o depresiones cutáneas que nada tengan que ver con el lifting crural.
Puede no conseguirse una apariencia de simetría completa con el lifting crural. Algunos factores como el tono elástico de la piel, los depósitos grasos, las prominencias óseas y el tono muscular pueden contribuir a una asimetría ‘normal’ de los contornos corporales, pudiendo requerir de algún retoque cuando concluya el proceso inflamatorio.
La dehiscencia (apertura) de la herida o la cicatrización retardada son posibles. Algunas zonas de la herida quirúrgica pueden no cicatrizar normalmente, y pueden tardar bastante tiempo en curar. Algunas áreas de piel pueden perderse por un proceso de necrosis (insuficiente circulación local, tensión de las heridas, etc.); ello puede requerir curas frecuentes, e incluso cirugía complementaria para eliminar el tejido no curado, aunque esto es poco frecuente.
Siendo que uno de los principales factores que determinan una alteración de la microcirculación es el tabaco se recomienda dejar de fumar al menos 15-20 días antes de la intervención.
Son infrecuentes los acúmulos de exudados (seromas) entre la piel y la musculatura de la pierna. Cuando aparecen pueden requerirse procedimientos adicionales para su drenaje.
Aunque suelen adoptarse medidas profilácticas, incluida medicación específica, como consecuencia de procesos patológicos de base o como consecuencia del reposo postoperatorio que este tipo de cirugía requiere pueden ocurrir trombosis venosas profundas en las extremidades inferiores, y secundariamente embolismos pulmonares. Ello puede requerir ingreso y tratamiento específico.
La cicatrización en exceso es infrecuente. En casos raros pueden producirse cicatrices anormales. Las cicatrices pueden ser inestéticas o simplemente tener un color o aspecto diferentes al de la piel circundante. Pueden necesitarse tratamientos adicionales para tratar la cicatrización anormal, incluyendo cirugía.
Independientemente de la calidad de la sutura, las cicatrices tienden a ser permanentes, por lo que se procura dejarlas en zonas ocultas con la ropa interior habitual. Como ya se indicó, en casos de flacidez extrema las incisiones, y por lo tanto las cicatrices, pueden estar fuera de esos límites.
El grado de resolución de una cicatriz depende en gran manera de los procesos fisiológicos de cicatrización que resultan individuales. Ese grado de resolución no podrá valorarse hasta transcurridos 5 ó 6 meses.
Se han descrito alergias locales al material de sutura, esparadrapo o productos tópicos utilizados durante y después de la cirugía. Pueden ocurrir reacciones sistémicas, que son más graves, frente a medicaciones usadas durante o después de la cirugía. Las reacciones alérgicas pueden requerir tratamiento adicional.
Comentario
El lifting crural permite devolver la turgencia a la piel de la cara interna de los muslos; básicamente se trata de hacer una resección de la piel en la zona para producir un tensado cutáneo.
Representa la primera opción terapéutica cuando existe un componente prioritario de descolgamiento tisular en esa región.
Puede intentarse mejorar la laxitud cutánea mediante otros tratamientos médicos y/o quirúrgicos, como las infiltraciones con algunos productos sanitarios, la radiofrecuencia, el láser u otras fuentes de luz, la liposucción, etc.; todos ellos con sus riesgos potenciales.
Las necesarias cicatrices quirúrgicas son permanentes, pero por su situación, su diseño y sus características deberán ser inapreciables para la observación normal en unos meses.
El lifting crural no detiene el proceso de envejecimiento, ni produce tensado permanente de los muslos. Pueden ocurrir alteraciones posteriores en el aspecto de los muslos como consecuencia del envejecimiento, pérdida o ganancia de peso, exposición al sol, u otras circunstancias no relacionadas con la cirugía practicada. En un futuro, más o menos inmediato, puede necesitarse una nueva cirugía u otros tratamientos para mantener los resultados del lifting practicado.